Cáncer de Vejiga

El cáncer comienza en la capa del revestimiento interno y crece hacia la pared de la vejiga. A medida que el cáncer crece a través de estas capas hasta la pared de la vejiga, es más difícil tratarlo.
Tipos del cáncer de vejiga
Los tumores en la vejiga se clasifican por la forma en que las células cancerosas lucen al observarse con el microscopio. El tipo del cáncer de vejiga influirá sobre sus opciones de tratamiento debido a que los diferentes tipos de cáncer responden a distintos tipos de tratamiento.
Carcinoma de células de transición: éste es por mucho el tipo del cáncer de vejiga más común. Comienza en las células que recubren el interior de la vejiga, es decir, en las células uroteliales. También se le conoce como carcinoma urotelial.
Dentro de este grupo también existen subtipos, Los cánceres papilares crecen como si fueran dedos desde el revestimiento interno de la vejiga hacia su centro hueco, mientras que los cánceres planos no crecen hacia el centro.
A estos tumores también se les llama basándose en su tendencia a propagarse e invadir a otros órganos. Si crecen más profundamente en la pared de la vejiga, entonces se les denomina invasivos; si no, se les llama no invasivos.
Estos tumores se dividen en grados en función de cómo lucen las células en un microscopio. Si las células se parecen a las células normales, al cáncer se le llama cáncer de bajo grado. Cuando las células lucen muy diferente de lo normal, el cáncer es de grado alto. Los cánceres de menor grado tienden a crecer más lentamente y responden mejor al tratamiento que los cánceres de un mayor grado.
Carcinoma de células escamosas: este tipo es mucho menos común y por lo general es invasivo.
Adenocarcinoma: este tipo también es mucho menos común y casi siempre es de tipo invasivo.
Carcinoma de células pequeñas:un número muy reducido de los casos del cáncer de vejiga son de este tipo.
FACTORES DE RIESGO
Los siguientes factores de riesgo han sido asociados con el cáncer de vejiga.
Fumar: el tabaquismo es el factor de riesgo más importante para el cáncer de vejiga. El cáncer de vejiga es doblemente más propenso entre las personas que fuman que entre las personas que no fuman. Ciertos químicos en el humo del tabaco son absorbidos desde los pulmones llegando al torrente sanguíneo. Desde la sangre, éstos se filtran hacia los riñones y se acumulan en la orina. Estos químicos en la orina dañan a las células que recubren el interior de la vejiga incrementando el riesgo de cáncer.
Exposición en el trabajo: algunos químicos usados en la producción de tintes o colorantes han sido asociados con el cáncer de vejiga. Puede que las industrias que usen ciertos químicos pongan a los trabajadores en riesgo si no se siguen prácticas de seguridad. Entre las industrias con más alto riesgo se incluyen los fabricantes de goma, cuero, textiles y productos para pinturas, así como las compañías de imprenta. Otros empleados con un mayor riesgo del cáncer de vejiga incluyen pintores, estilistas (peinadores y/o peluqueros), maquinistas (mecánicos), trabajadores de imprenta y conductores de camiones. El hábito de fumar puede aumentar aún más el riesgo entre estos trabajadores.
Raza: las personas de raza blanca son doblemente más propensas a padecer cáncer de vejiga que las personas de raza negra. Los hispanos presentan índices más bajos de cáncer de vejiga. Aún se desconocen las razones de esto.
Edad: el riesgo del cáncer de vejiga aumenta con la edad. Alrededor de nueve de 10 personas con cáncer de vejiga tienen más de 55 años de edad.
Incidencia según el sexo: el cáncer de vejiga es mucho más frecuente entre los hombres que entre las mujeres.
Irritación e infección crónica de la vejiga: aunque las infecciones urinarias, los cálculos renales y los cálculos en la vejiga puede que no causen cáncer de vejiga, las personas con estas afecciones tienen un mayor riesgo de cáncer de vejiga.
Historial personal o familiar del cáncer de vejiga: la gente que ha tenido cáncer de vejiga presenta una mayor probabilidad de desarrollar otro tumor. Las personas cuyos familiares han tenido cáncer de vejiga también tienen un mayor riesgo. Hay algunas enfermedades que se dan entre las personas de una misma familia las cuales se sabe que incrementan el riesgo de desarrollar cáncer de vejiga también.
Defectos congénitos de la vejiga: antes del nacimiento, hay una conexión entre el ombligo y la vejiga. Rara vez, esta conexión no desaparece como debería, y el cáncer puede originarse allí. Hay otro defecto de nacimiento que se presenta en raras ocasiones, llamado extrofia, el cual puede originar cáncer de vejiga.
Tratamientos de cáncer previos: algunos medicamentos o radiaciones que se usaron para tratar otros casos de cáncer pueden incrementar el riesgo del cáncer de vejiga.
Arsénico: rastros de esta sustancia en el agua para beber han sido asociados con un mayor riesgo del cáncer de vejiga.
No beber suficientes líquidos:la gente que acostumbra a tomar muchos líquidos diariamente presenta una tasa menor del cáncer de vejiga.
SEÑALES O SÍNTOMAS
Sangre en la orina: en la mayoría de los casos, la sangre en la orina es el primer signo del cáncer de vejiga. Algunas veces, hay suficiente sangre como para cambiar el color de la orina. O puede que la orina adquiera un color amarillo rojizo pálido, o incluso un tono rojo más oscuro que es menos común. En otros casos, el color de la orina es normal, pero se detectan pequeñas cantidades de sangre en las pruebas de orina que se hacen debido a otros síntomas o como parte de una revisión médica general.
La sangre en la orina no significa necesariamente que usted tenga cáncer de vejiga. Con mucha más frecuencia, la sangre en la orina se debe a otras afecciones, tal como infecciones, tumores benignos y cálculos renales o en la vejiga.
Cambios en los hábitos urinarios: un aumento en la frecuencia de orinar, sentir dolor o ardor al orinar, o sentir que necesita orinar inmediatamente incluso cuando la vejiga no está llena puede ser síntoma de cáncer de vejiga. Sin embargo, estos problemas se deben más frecuentemente a otras causas distintas al cáncer. Los cánceres de vejiga que han crecido lo suficiente pueden causar más síntomas, tal como dolor en la parte baja de la espalda o incapacidad para orinar.
DETECCIÓN
Si tiene alguna razón para sospechar que puede tener cáncer de vejiga, su doctor utilizará uno o más de los métodos que se describen más adelante para saber si la enfermedad está realmente presente.
Historial médico y examen físico: su doctor le preguntará sobre su historial médico para revisar sus factores de riesgo y síntomas. Si hay algún tumor, el doctor podría revisar el recto y examinar en las mujeres la vagina para ver qué tan grande es el tumor y qué tanto puede que se haya propagado. Si los resultados del examen no son normales, su médico probablemente le recomendará a un urólogo para pruebas adicionales y tratamiento.
Cistoscopia: consiste del uso de un tubo delgado con una lente y una fuente de luz (cistoscopio). El doctor lo coloca dentro de la vejiga a través de la uretra. El área debe primero ser anestesiada o puede que se usen medicamentos para hacerle dormir. Con el cistoscopio, el doctor puede ver el interior de la vejiga. Si se observa cualquier cosa que no luzca normal, se extraerá una pequeña muestra de tejido para ser observada con un microscopio.
Citología urinaria: en esta prueba, la orina o las células que fueron extraídas y filtradas de la vejiga durante la cistoscopia se envían a un laboratorio para ver si hay presencia de células cancerosas (o con precáncer). Aunque esta prueba puede ayudar a encontrar algunos cánceres, no es perfecta. No encontrar cáncer con esta prueba no significa que no haya cáncer necesariamente.
Cultivo de orina: se envía una muestra de su orina al laboratorio para ver si podría haber una infección. Una infección a veces puede causar síntomas como los del cáncer de vejiga. Puede que tome varios días obtener los resultados de esta prueba.
Pruebas de marcadores tumorales en la orina: estas pruebas buscan la presencia de ciertas sustancias liberadas en la orina por las células cancerosas. Algunos médicos utilizan estas pruebas, pero la mayoría cree que la cistoscopia sigue siendo la mejor manera de encontrar el cáncer de vejiga.
Biopsia: cuando una porción de tejido se extrae para determinar si contiene células cancerosas, a esta prueba se le conoce como una biopsia. La prueba puede determinar la presencia de cáncer, qué tipo del cáncer de vejiga es y qué tanto se ha internado en la pared de la vejiga. Las muestras de biopsia de la vejiga se obtienen con más frecuencia durante la cistoscopia.
A los cánceres de vejiga se les asigna un grado sobre la base de su apariencia bajo el microscopio. Los cánceres de bajo grado se parecen al tejido normal. Un alto grado significa que el cáncer es más propenso a haberse propagado fuera de la vejiga y puede que sea más difícil tratarlo.
Pielograma intravenoso: un pielograma intravenoso (IVP, por sus siglas en inglés) consiste en una radiografía del sistema urinario, tomada después de inyectar un tinte (colorante) especial en una vena. El tinte pasa a través de los uréteres y la vejiga, lo cual ofrece un mejor detalle del contorno de estos órganos en las radiografías y ayuda a encontrar los tumores. Algunas personas son alérgicas al colorante. Por lo tanto, asegúrese de informar a su médico si presenta cualquier alergia o si en el pasado ha tenido reacciones a los colorantes de rayos X.
Pielograma retrógrado: para esta prueba, se coloca un tubo delgado y flexible llamado catéter en la vejiga o en un uréter. Luego, se inyecta un colorante a través del catéter para facilitar la observación del revestimiento de la vejiga, los uréteres y los riñones en las radiografías. Al igual que el IVP, este estudio puede usarse para encontrar tumores en la parte superior del tracto urinario.
Radiografía del tórax: puede que se tome una radiografía de tórax para localizar un tumor o punto en los pulmones que pudiera ser la propagación del cáncer de vejiga.
Tomografía computarizada (CT): esta prueba consiste de una radiografía especial que ofrece imágenes detalladas del interior del cuerpo. Puede ayudar a encontrar tumores en la vejiga, los riñones y otros órganos, así como mostrar cualquier ganglio linfático agrandado que pudieran contener cáncer.
Imágenes por resonancia magnética (MRI): estas imágenes son útiles para encontrar signos de que el cáncer se ha propagado fuera de la vejiga hacia tejidos o ganglios linfáticos adyacentes. También son útiles en detectar el cáncer que se ha propagado al cerebro o la médula espinal.
Ecografía o ultrasonido: la ecografía utiliza ondas sonoras para crear imágenes del interior del cuerpo. Puede ser útil para visualizar el tamaño del cáncer de vejiga y ver si se ha propagado más allá de ésta. También se puede usar para examinar los riñones.
Esta es una prueba fácil de realizar. Simplemente hay que recostarse en una mesa mientras una especie de varilla se coloca en la piel por encima de la parte del cuerpo que está siendo analizada. La ecografía también se puede usar para guiar una aguja de biopsia hacia un área donde se sospecha propagación del cáncer.
Gammagrafía ósea: una gammagrafía ósea puede ayudar a detectar cáncer que se ha propagado a los huesos. Para esta prueba, se inyecta una pequeña cantidad de sustancia radiactiva a través de una vena. Esta sustancia se acumula en áreas de los huesos que contienen cáncer. El equipo usado en esta prueba puede identificar dichas áreas mostrándolas en una imagen. Por lo general, los médicos no ordenan este estudio a menos que usted presente síntomas, tal como dolor de hueso, o si los análisis de sangre muestran que el cáncer pudo haberse propagado a los huesos.