Cáncer de Orofaringe y Cavidad Oral

El cáncer oral empieza en la boca, también llamada cavidad oral o bucal. La cavidad oral incluye los labios, el revestimiento interior de los labios y las mejillas (mucosa bucal), los dientes, las encías, las dos terceras partes anteriores de la lengua, el piso de la boca bajo de la lengua y el techo óseo de la boca (el paladar duro). El área detrás de las muelas del juicio (llamada trígono retromolar) puede ser incluida como parte de la cavidad oral, aunque con frecuencia se le considera como parte de la orofaringe.
El cáncer orofaríngeo se desarrolla en la parte de la garganta justo detrás de la boca, llamada orofaringe. En ocasiones, se le llama cáncer de garganta. La orofaringe comienza donde termina la cavidad oral. La orofaringe incluye la base de la lengua (el tercio posterior de la lengua), el paladar blando (la parte posterior del techo de la boca), las amígdalas, así como las paredes laterales y posteriores de la garganta.
Muchas clases de tumores (crecimientos anormales de las células) pueden producirse en la cavidad oral y en la orofaringe. Algunos de ellos son benignos, o no cancerosos, lo que significa que no invaden otros tejidos ni se propagan a otras partes del cuerpo; otros son cancerosos. Los tumores cancerosos pueden expandirse hacia tejidos circundantes y propagarse a otras partes del cuerpo. Algunos tumores empiezan como algo inofensivo, pero después pueden convertirse en cáncer; estos casos se conocen como condiciones precancerosas.
Tumores benignos (no cancerosos) de orofaringe y de cavidad oral: Muchos tipos de tumores benignos y afecciones semejantes a un tumor pueden empezar en la boca o la garganta:
- – Granuloma eosinofílico.
- – Fibroma.
- – Tumor de células granulares.
- – Queratoacantoma.
- – Leiomioma.
- – Osteocondroma.
- – Lipoma.
- – Schwannoma.
- – Neurofibroma.
- – Papiloma.
- – Condiloma acuminata.
- – Xantoma verruciforme.
- – Granuloma biogénico.
- – Rabdomioma.
- – Tumores odontogénicos (tumores que empiezan en el tejido formador de los dientes).
Estos tumores no cancerosos se originan de distintos tipos de células y tienen varias causas; no obstante, el tratamiento habitual es la extirpación quirúrgica, ya que es poco probable que reaparezcan (se reproduzcan).
– Leucoplasia y eritroplasia (posibles afecciones precancerosas): son términos que se usan para describir ciertos tipos de tejido anormal que se pueden observar en la boca o la garganta. La leucoplasia es un área blanca. La eritroplasia es un área roja plana o levemente elevada que, al ser raspada, suele sangrar con facilidad. Es probable que su dentista o higienista dental sea la primera persona que descubra estos problemas.
– Estas áreas blancas o rojas pueden ser cáncer, o una afección precancerosa llamada displasia, o pudiera tratarse también de una afección relativamente inofensiva. La displasia se clasifica (como leve, moderada y severa) dependiendo de cuán anormal se vea el tejido en el microscopio. Conocer el grado de la displasia ayuda a pronosticar su probabilidad de avanzar hasta convertirse en cáncer o de desaparecer por sí sola o después de un tratamiento. Por ejemplo, es más probable que una displasia aguda se convierta en cáncer, mientras que es más probable que la displasia leve desaparezca por completo.
Las causas más frecuentes de la leucoplasia y la eritroplasia son fumar y masticar tabaco. Las dentaduras postizas mal adaptadas que rozan con la lengua o el interior de las mejillas pueden causar estas afecciones. Por lo general, la displasia desaparecerá si se elimina la causa.
– Una biopsia es la única manera de saber con seguridad la gravedad de una zona de leucoplasia o eritroplasia. En una biopsia, se extrae una muestra de tejido del área anormal y luego se examina con un microscopio. No obstante, se pueden emplear primero otras pruebas para determinar si se trata de una lesión cancerosa (y por lo tanto se necesitará una biopsia) o para elegir la mejor zona para extraer muestras para una biopsia.
Tumores cancerosos de orofaringe y de cavidad oral:
Existen varios tipos de cáncer que pueden comenzar en la boca o en la garganta.
– Carcinomas de células escamosas: Más del 90% de los casos de cáncer orofaríngeo y de la cavidad oral son carcinomas de células escamosas, también llamado cáncer de células escamosas. Las células escamosas son células planas, similares a escamas que normalmente forman el revestimiento de la boca y de la garganta. El cáncer de células escamosas comienza como una aglomeración de células escamosas anormales.
– Carcinoma verrugoso: El carcinoma verrugoso es un tipo de carcinoma de células escamosas que conforma menos del 5% de todos los tumores de la cavidad oral. Es un cáncer de bajo grado (lento crecimiento) que rara vez se disemina a otras partes del cuerpo; sin embargo, puede propagarse profundamente a los tejidos adyacentes.
– Carcinomas de glándulas salivales menores: El cáncer de las glándulas salivales menores se puede producir en las glándulas que se encuentran en todo el revestimiento de la boca y de la garganta. Existen varios tipos de cáncer de las glándulas salivales menores, incluyendo el carcinoma adenoide quístico, el carcinoma mucoepidermoide y el adenocarcinoma polimorfo de bajo grado.
– Linfomas: Las amígdalas y la base de la lengua tienen tejido (linfoide) del sistema inmunológico que puede convertirse en un cáncer conocido como linfoma.
Factores de Riesgo
– El tabaco y las bebidas alcohólicas: Algunos investigadores calculan que aproximadamente 8 de cada 10 casos de cáncer oral se podrían prevenir si se evita el consumo de tabaco y de bebidas alcohólicas.
– Consumo de tabaco: Aproximadamente ocho de cada diez personas con cáncer oral y orofaríngeo consumen tabaco, y su riesgo de padecer estos tipos de cáncer está relacionado con la cantidad de tabaco y por cuánto tiempo lo han fumado o masticado.
– Los productos del tabaco para uso oral (tabaco para aspirar o mascar) están asociados con cáncer de mejilla, de encía y de la superficie interna de los labios. El consumo de productos del tabaco para uso oral por tiempo prolongado representa un riesgo especialmente alto. Estos productos también causan gingivitis, destrucción de las cavidades óseas alrededor de los dientes y pérdida de los dientes.
– Consumo de bebidas alcohólicas: El consumo de bebidas alcohólicas aumenta el riesgo de padecer cáncer orofaríngeo y de la cavidad oral. El riesgo se eleva aún más para las personas que consumen tanto tabaco como bebidas alcohólicas.
– Consumo excesivo de bebidas alcohólicas y tabaco: De acuerdo con algunos estudios, el riesgo de estos tipos de cáncer en personas que consumen bebidas alcohólicas y tabaco en exceso puede ser 100 veces mayor que el riesgo en personas que no fuman ni toman bebidas alcohólicas.
– Incidencia según el sexo: Los tipos de cáncer oral y orofaríngeo son dos veces más comunes en los hombres que en las mujeres. Es posible que esto se deba a que los hombres son más propensos al consumo de tabaco y de bebidas alcohólicas. Actualmente esta diferencia está disminuyendo a medida que más mujeres consumen ahora tabaco y bebidas alcohólicas.
– Luz ultravioleta: La luz del sol es la principal fuente de luz ultravioleta (UV) para la mayoría de las personas. El cáncer de labios es más común en las personas que tienen trabajos al aire libre que conllevan una exposición prolongada a la luz solar.
– Mala alimentación: Se ha determinado en varios estudios que una dieta baja en frutas y hortalizas está relacionada con un mayor riesgo de cáncer oral y orofaríngeo.
– Infección por el virus del papiloma humano: Los virus del papiloma humano (HPV, siglas en inglés) son un grupo de más de 100 virus relacionados. La mayoría de las clases de HPV causan verrugas en varias partes del cuerpo; sin embargo, unas pocas clases de HPV parecen estar asociados con algunos tipos de cáncer. Por ejemplo, casi todos los casos de cáncer de cuello uterino están relacionados con una infección producida por alguna de estas clases de HPV. Estas mismas clases de HPV (especialmente el HPV 16) se encuentran en algunos tipos de cáncer oral y orofaríngeo.
– Supresión del sistema inmunológico: Las personas que toman medicamentos que suprimen el sistema inmunológico para prevenir el rechazo de órganos trasplantados o para tratar ciertas enfermedades del sistema inmunológico pueden tener un mayor riesgo para el cáncer orofaríngeo y de la cavidad oral.
– Liquen plano: Esta es una enfermedad que ocurre principalmente en personas de mediana edad. Con frecuencia, afecta la piel (comúnmente como un sarpullido con comezón); no obstante, a veces afecta el revestimiento de la boca y de la garganta, y aparecen como pequeñas líneas o manchas blancas. Un caso agudo puede aumentar levemente el riesgo de cáncer oral.
– Síndromes genéticos: Las personas con ciertos síndromes ocasionados por defectos heredados (mutaciones) en algunos genes tienen un riesgo muy alto de presentar cáncer de boca y de garganta.
• La anemia de Fanconi es una afección que puede ser causada por defectos heredados en varios de los genes que contribuyen a reparar el ADN. Las personas con este síndrome suelen tener problemas en la sangre a una edad temprana. Estos problemas sanguíneos suelen conducir a la leucemia o anemia aplástica. Estas personas tienen también un alto riesgo de producir cáncer de boca y de garganta.
• La disqueratosis congénita es otro síndrome genético que puede causar anemia aplástica. Las personas con este síndrome tienen también un riesgo muy alto de presentar cáncer de boca y de garganta a temprana edad.
Señales o síntomas
Las señales y síntomas posibles de estos tipos de cáncer pueden incluir:
- – Una llaga en la boca que no se cura (es el síntoma más común).
- – Dolor en la boca que no desaparece (también es muy común).
- – Un bulto o engrosamiento constante en la mejilla.
- – Un área blanca o roja persistente sobre las encías, lengua, amígdalas o el revestimiento de la boca.
- – Un dolor de garganta o la sensación de que hay algo atascado en la garganta que no desaparece.
- – Dificultad para masticar o tragar.
- – Dificultad para mover la mandíbula o la lengua.
- – Entumecimiento de la lengua u otra área de la boca.
- – Hinchazón de la mandíbula que hace que las dentaduras postizas no se adapten como es debido o se sientan incómodas.
- – Aflojamiento de los dientes o dolor alrededor de los dientes o en la mandíbula.
- – Cambios en la voz.
- – Un bulto o masa en el cuello.
- – Pérdida de peso.
- – Mal aliento constante.
Detección
– Antecedentes médicos y examen físico: Como primer paso, el médico posiblemente le hará preguntas sobre los síntomas, posibles factores de riesgo y cualquiera otra afección médica que usted pueda tener. Luego le realizará un examen físico para buscar indicios de cáncer oral u orofaríngeo (o precáncer).
– Examen completo de la cabeza y el cuello: El otorrinolaringólogo le prestará especial atención al área de la cabeza y el cuello, y se asegurará de ver y palpar cualquier área anormal. Este examen incluirá los ganglios linfáticos del cuello, que serán palpados cuidadosamente para ver si hay señales de cáncer.
– Se puede usar un endoscopio de fibra óptica para examinar algunas áreas que no se pueden ver con facilidad mediante el uso de espejos, como la región detrás de la nariz (nasofaringe) y la laringe o para ver ciertas áreas con mayor claridad. Este procedimiento se llama faringoscopía y laringoscopía indirecta.
– Panendoscopia (incluyendo laringoscopia, esofagoscopia y posiblemente, broncoscopia): Si hay una probabilidad razonable de que se trate de un caso de cáncer de cabeza o de cuello, se debe examinar toda el área de manera más exhaustiva, incluyendo la cavidad oral, la orofaringe, la laringe, el esófago (tubo que conduce al estómago), la tráquea (garguero) y los bronquios (conductos respiratorios en los pulmones). Este examen, llamado panendoscopia, se realiza en el quirófano, mientras usted está bajo los efectos de la anestesia general (en un sueño profundo), y permite que se puedan examinar estas áreas más de cerca.
– El diagnóstico real en casos de cáncer oral y orofaríngeo se puede llevar a cabo únicamente mediante una biopsia. En todos los casos, se necesita una muestra de tejido o de células para confirmar que el cáncer está realmente presente antes de comenzar un tratamiento. Se pueden usar varios procedimientos de recolección de muestras, dependiendo de cada caso en particular.
– Citología exfoliativa: En esta técnica, el médico raspa un área sospechosa y aplica el tejido recolectado sobre una placa de vidrio. Luego se tiñe la muestra con un tinte a fin de observar las células con un microscopio. Después, si alguna de las células tiene una apariencia anormal, se puede hacer una biopsia del área. La ventaja de esta técnica es que es sencilla y permite examinar incluso áreas con mínima apariencia anormal, lo que puede ayudar a un diagnóstico temprano y brindar una mayor posibilidad de cura en casos de cáncer.
– Biopsia por incisión: En este procedimiento, se corta una pequeña parte de tejido de un área de apariencia anormal. Esto se puede llevar a cabo en el consultorio médico o en el quirófano, dependiendo del lugar donde está ubicado el tumor y de lo fácil que sea extraer una buena muestra de tejido.
– Biopsia por aspiración con aguja fina: Para esta prueba, los médicos usan una aguja muy fina acoplada a una jeringa para extraer (aspirar) algunas de las células de una masa (tumor o bulto). Estas células son luego examinadas con un microscopio para ver si hay cáncer. La biopsia por aspiración con aguja fina (FNA, siglas en inglés) no se emplea para encontrar la causa de una lesión en la boca o en la garganta; no obstante, se usa a veces cuando un paciente tiene una masa en el cuello que puede ser palpada o vista en una tomografía computarizada (CT).
– Radiografía de tórax: Se puede realizar una radiografía de tórax para ver si el cáncer se ha propagado a los pulmones. Salvo que el cáncer esté muy avanzado, no es probable que se haya propagado.
– Tomografía computarizada: La tomografía computarizada (computed tomography scan, CT) es una clase especial de radiografía que produce imágenes transversales detalladas de su cuerpo. En vez de tomar una fotografía, como lo hace la radiografía convencional, una tomografía computarizada toma muchas fotografías de la parte de su cuerpo que se estudia mientras rota a su alrededor.
– Las imágenes por resonancia magnética (magnetic resonance imaging, MRI) utilizan ondas de radio e imanes potentes en lugar de rayos X. La energía de las ondas de radio es absorbida por el cuerpo y luego liberada en un patrón formado por el tipo de tejido del cuerpo y por ciertas enfermedades. Los exámenes de MRI son muy útiles para observar el cerebro y la médula espinal. Se usan con menor frecuencia para cáncer oral y orofaríngeo.
– Tomografía por emisión de positrones: Este estudio puede ser útil para observar si el cáncer se ha propagado a los ganglios linfáticos; no obstante, no logra sustituir a la extracción de los ganglios linfáticos para determinar si éstos tienen cáncer. La PET es también útil cuando el médico encuentra cáncer en un ganglio linfático, pero no sabe dónde se originó el cáncer. Asimismo, la PET se puede utilizar cuando el médico cree que el cáncer se ha propagado, pero no sabe hacia dónde se ha propagado. Algunos dispositivos que combinan la CT y la PET pueden localizar los tumores incluso con mayor exactitud.
– Estudio con ingesta de bario: Debido a que los pacientes con cáncer orofaríngeo o de cavidad oral tienen riesgo de cáncer de esófago, es posible que el médico solicite este estudio para evaluar si este tipo de cáncer está presente. Asimismo, este estudio es útil para ver si el cáncer está interfiriendo con la deglución normal (tragar normalmente los alimentos).
– Análisis de sangre: Ningún análisis de sangre puede diagnosticar tumores de la cavidad oral y de orofaringe. Sin embargo, el médico puede solicitar un análisis de sangre de rutina para determinar su estado general de salud, especialmente antes de tratamientos como la cirugía. Estos análisis pueden ayudar a diagnosticar desnutrición, bajos recuentos de glóbulos rojos (anemia), hepatitis e insuficiencia renal. Los análisis de sangre también pueden sugerir la posibilidad de que el cáncer se haya propagado al hígado o a los huesos. Cuando esto ocurre, se necesitan más estudios.
– Examen dental: Cuando se va a usar radioterapia como parte del tratamiento, es probable que le pidan que vea a un dentista, quien le ayudará con el cuidado dental preventivo y le realizará extracciones dentales, si es necesario, antes de comenzar la radioterapia.
Si el cáncer está localizado en la mandíbula o en el techo de la boca, es posible que deba evaluarlo un dentista especializado (un prostodoncista). Este dentista puede realizar la sustitución de los dientes faltantes o de otras estructuras de la cavidad oral para restaurar su aspecto, comodidad, así como la capacidad para masticar, tragar y hablar después del tratamiento. Si junto con el tumor se va a extirpar parte de la mandíbula o del techo de la boca (paladar), el prostodoncista trabajará para asegurarse de que los dientes artificiales de reemplazo y los dientes normales restantes encajen adecuadamente. Esto se puede realizar con dentaduras postizas, otros tipos de prótesis o con implantes dentales.