Cáncer de Esófago
![Cáncer de Esófago](https://drmauricioleon.net/portal/wp-content/uploads/2020/01/cancer-esofago.jpg)
El cáncer de esófago (también conocido como cáncer esofágico) se origina en la capa más interna (la mucosa) y crece hacia fuera (a través de la submucosa y la capa muscular). Debido a que dos tipos de células pueden cubrir el esófago, existen dos tipos principales de cáncer de esófago: el carcinoma de células escamosas y el adenocarcinoma.
El esófago está normalmente cubierto con células escamosas. Al cáncer que se origina en estas células se le llama carcinoma de células escamosas, el cual puede ocurrir en cualquier lugar a lo largo del esófago.
Los cánceres que se originan de células glandulares se llaman adenocarcinomas. Este tipo de célula no es normalmente parte del revestimiento interno del esófago. Antes de que se pueda desarrollar un adenocarcinoma, las células glandulares tienen que reemplazar un área de las células escamosas, como en el caso del esófago de Barrett. Esto ocurre principalmente en la parte inferior del esófago, donde ocurren la mayoría de los adenocarcinomas.
Los cánceres que se originan en el área donde el esófago se une al estómago (la unión GE), lo que incluye aproximadamente las primeras 2 pulgadas del estómago (llamada cardia), suelen comportarse como cánceres de esófago (y también se tratan como cánceres de esófago) de manera que son agrupados como cánceres esofágicos.
Factores de Riesgo
Los científicos han determinado varios factores de riesgo que afectan su riesgo de cáncer de esófago. Algunos factores tienen más probabilidad de aumentar el riesgo de adenocarcinoma del esófago y otros el riesgo de carcinoma de células escamosas del esófago.
– Edad: La probabilidad de padecer cáncer de esófago es baja en personas jóvenes, pero aumenta con la edad.
– Incidencia según el sexo: En comparación con las mujeres, los hombres tienen una tasa de tres a cuatro veces mayor de cáncer de esófago.
– Enfermedad de reflujo gastroesofágico: En algunas personas, el ácido puede pasar del estómago al esófago. El término médico para esta afección es enfermedad por reflujo gastroesofágico (GERD) o simplemente reflujo. Las personas con GERD tienen un mayor riesgo de padecer adenocarcinoma del esófago. El riesgo aumenta según el tiempo que la persona ha tenido el reflujo y cuán severo han sido los síntomas. El GERD también puede causar esófago de Barrett, lo que está asociado con un riesgo aún mayor.
– Esófago de Barrett: El esófago de Barrett aumenta el riesgo de adenocarcinoma del esófago. Esto se debe a que las células glandulares en el esófago de Barrett pueden convertirse en células más anormales con el transcurso del tiempo, lo que puede causar displasia, una afección precancerosa. A la displasia se le asigna un grado de acuerdo con qué tan anormales se ven las células en el microscopio. La displasia de alto grado es la más anormal.
– El tabaco y las bebidas alcohólicas: El uso de productos del tabaco, incluyendo cigarrillos, cigarros, pipas y tabaco para mascar, es un factor de riesgo principal para el cáncer de esófago. El riesgo aumenta con el aumento en el uso: mientras más una persona use tabaco y mientras lo use por más tiempo, mayor es el riesgo de cáncer. Una persona que fuma diariamente una cajetilla de cigarrillos o más tiene dos veces la probabilidad de padecer adenocarcinoma de esófago en comparación con una persona que no fuma. La asociación con el cáncer de esófago de células escamosas es aún mayor. El riesgo de cáncer de esófago disminuye si se deja de usar productos de tabaco.
– El consumo de alcohol también aumenta el riesgo de cáncer de esófago. La probabilidad de padecer cáncer de esófago aumenta cuando se consume mucho alcohol. El alcohol afecta más el riesgo del tipo de células escamosas en comparación con el riesgo de adenocarcinoma.
– La combinación del hábito de fumar con el consumo de alcohol aumenta mucho más el riesgo de cáncer de esófago que uno sólo de éstos.
– Obesidad: Las personas que están sobrepeso u obesas (sobrepeso en exceso) tienen una probabilidad mayor de padecer adenocarcinoma del esófago. Esto se debe en parte al hecho de que las personas que son obesas tienen una mayor probabilidad de padecer reflujo.
– Alimentación: Una alimentación con muchas frutas y verduras se ha relacionado con una reducción en el riesgo de cáncer de esófago. Las razones exactas para esto no están claras, pero las frutas y las verduras o vegetales proveen un número de vitaminas y minerales que pudieran ayudar a prevenir el cáncer.
– Se cree que la ingestión frecuente de líquidos muy calientes puede aumentar el riesgo del tipo de cáncer de esófago de células escamosas. Esto puede ser el resultado del daño a largo plazo que los líquidos causan a las células que recubren el esófago.
– Acalasia: En esta afección, el músculo en el extremo inferior del esófago (esfínter esofágico inferior) no se relaja adecuadamente. Los alimentos y los líquidos que son tragados tienen dificultades para llegar al estómago y tienden a acumularse en el esófago, lo que hace que se dilate con el pasar del tiempo. Las células que revisten el esófago se pueden irritar al estar expuestas a alimentos por un periodo de tiempo más prolongado de lo normal. Las personas con acalasia tienen un riesgo de cáncer de esófago muchas veces más de lo normal.
– Tilosis: Esta es una enfermedad hereditaria que se presenta rara vez y que causa un crecimiento excesivo de la capa superior de la piel de las palmas de las manos y de las plantas de los pies. Las personas con esta afección también desarrollan pequeños crecimientos (papilomas) en el esófago y tienen un riesgo muy alto de padecer cáncer de esófago de células escamosas.
– Exposiciones en el lugar de trabajo: La exposición a los gases de sustancias químicas en ciertos lugares de trabajo puede causar un riesgo aumentado de cáncer de esófago. Por ejemplo, la exposición a los solventes que se usan en las tintorerías, puede ocasionar un mayor riesgo de cáncer de esófago. Algunos estudios han encontrado que los trabajadores de tintorerías podrían tener una mayor tasa de cáncer de esófago.
– Lesiones en el esófago: La lejía es una sustancia química que se encuentra en limpiadores industriales y domésticos potentes, como los limpiadores de drenaje. Esta sustancia es un agente corrosivo, lo que significa que puede quemar y destruir células. Algunas veces, los niños pequeños beben por equivocación de una botella que contiene un limpiador con lejía, lo que causa una grave quemadura química en el esófago. Conforme la lesión sana, el tejido cicatricial puede provocar que un área del esófago se vuelva muy estrecha, lo que se llama constricción. Las personas con estas constricciones tienen una tasa aumentada del tipo de cáncer de esófago de células escamosas como adultos. El cáncer se presenta en un promedio de aproximadamente 40 años después de haber bebido la lejía.
– Antecedentes de otros cánceres: Las personas que han tenido ciertos cánceres, tal como cáncer de pulmón, boca y garganta también tienen un mayor riesgo de padecer carcinoma de células escamosas del esófago. Puede que este riesgo se deba a que todos estos cánceres pueden ser causados por el hábito de fumar.
Señales o síntomas
Desafortunadamente, la mayoría de los cánceres de esófago no causa síntomas sino hasta que han alcanzado una etapa avanzada, cuando son más difíciles de tratar.
– Problemas de deglución (tragar alimento): El síntoma más común de cáncer de esófago es dificultad al tragar con la sensación de que los alimentos se atascan en la garganta o el pecho. La disfagia es comúnmente un síntoma tardío causado por un cáncer de gran tamaño.
– Cuando se dificulta tragar, frecuentemente las personas cambian su dieta y sus hábitos de alimentación sin darse cuenta. Comen bocados más pequeños y mastican su comida más cuidadosa y lentamente. Conforme el cáncer aumenta de tamaño, el problema empeora. Esto causa que algunas personas se quejen de producir mucha mucosidad o saliva espesa. Si el cáncer sigue creciendo, eventualmente ni siquiera los líquidos pasarán por el esófago.
– Dolor en el pecho: Algunas veces, las personas se quejan de dolor o malestar en la parte media del pecho. Algunas personas lo describen como una sensación de presión o ardor en el pecho. Estos síntomas son causados con más frecuencia por otros problemas distintos al cáncer, tal como acidez (agruras), y por lo tanto rara vez son vistos como un signo de que una persona tiene cáncer.
– Puede presentarse dolor al tragar cuando el cáncer es lo suficientemente grande como para limitar el paso de alimentos a través del esófago. El dolor se puede sentir algunos segundos después de tragar, conforme el alimento o el líquido alcanza el tumor y se tiene dificultad para pasarlo por el esófago.
– Pérdida de peso: Alrededor de la mitad de los pacientes con cáncer de esófago presenta una pérdida de peso que no es intencional. Esto ocurre debido a que los problemas al tragar impiden que el paciente se alimente lo suficiente como para mantener su peso. Otros factores incluyen una disminución del apetito y un aumento en el metabolismo debido al cáncer.
– Otros posibles síntomas de cáncer de esófago pueden incluir:
- Ronquera.
- Tos constante.
- Hipo.
- Pulmonía.
- Dolor en los huesos.
Sangrado en el esófago. Esta sangre entonces pasa a través del tracto digestivo, lo que puede causar que la excreta se torne negra. Con el tiempo, esta pérdida de sangre puede causar anemia (bajos niveles de glóbulos rojos), lo que puede causar que una persona se sienta cansada.
Tener uno o más de los síntomas que se presentaron anteriormente no significa que usted tiene cáncer de esófago. De hecho, es más probable que muchos de estos síntomas sean causados por otras afecciones. No obstante, si tiene cualquiera de estos síntomas, especialmente dificultad al tragar, es importante que un médico le examine para que se pueda determinar la causa y recibir tratamiento de ser necesario.
Detección
– Antecedentes médicos y examen físico: Si usted presenta síntomas que pudieran ser causados por cáncer de esófago, el médico hará preguntas sobre su historial médico para analizar los posibles factores de riesgo y saber más sobre los síntomas.
– Estudios por imágenes: Los estudios por imágenes utilizan ondas sonoras, rayos X, campos magnéticos o sustancias radiactivas para obtener imágenes del interior del cuerpo.
– Estudio con ingesta de bario: En esta prueba, el paciente traga un líquido espeso y calizo llamado bario que cubre las paredes del esófago. Entonces se toman radiografías del esófago, el cual queda delineado claramente por el barrio. Esta prueba se puede hacer por sí sola, o como parte de una serie de radiografías que incluyen el estómago y parte del intestino, llamada serie gastrointestinal superior. Una prueba de ingesta de bario puede mostrar cualquier irregularidad en la superficie normalmente uniforme del revestimiento interno del esófago.
– Tomografía computarizada: Generalmente no se usa la tomografía computarizada para hacer el diagnóstico inicial del cáncer de esófago, pero es útil para determinar cuán lejos la enfermedad se ha propagado. A menudo, puede mostrar donde se encuentra el cáncer en el esófago. Estas tomografías también pueden mostrar los órganos y los ganglios linfáticos cercanos (grupos en forma de fríjol de células del sistema inmunológico a donde los cánceres a menudo de propagan primero), así como área distantes de propagación del cáncer. Esta prueba puede ayudar a determinar si la cirugía es una buena opción de tratamiento.
– Biopsia por aguja guiada: las tomografías computarizadas pueden también ser usadas para guiar con precisión la aguja de una biopsia hacia un área donde se sospecha propagación del cáncer. Las tomografías computarizadas se repiten hasta que la aguja esté dentro de la masa. Se extrae una muestra mediante una biopsia con aguja fina o una biopsia por punción con aguja más gruesa y se observa con un microscopio.
– Imágenes por resonancia magnética: Las imágenes por resonancia magnética son muy útiles para examinar el cerebro y la médula espinal, pero a menudo no se necesitan para evaluar la propagación del cáncer de esófago.
– Tomografía por emisión de positrones: La tomografía por emisión de positrones (positron emission tomography, PET) conlleva inyectar una forma de azúcar radioactiva (conocida como fluordesoxiglucosa o FDG) en la sangre. La cantidad de radioactividad usada es muy baja. Las células cancerosas crecen aceleradamente en el cuerpo, por lo que absorben grandes cantidades del azúcar radiactivo.
Este tipo de estudio se puede utilizar para identificar posibles áreas de propagación del cáncer si no se detecta nada en otros estudios por imágenes.
– Endoscopia: Un endoscopio es un tubo flexible y estrecho con una cámara de vídeo y una luz en el extremo que se usa para observar el interior del cuerpo. Varios estudios que usan endoscopios pueden ayudar a diagnosticar el cáncer de esófago o a determinar la extensión de su propagación.
– Endoscopia superior: La endoscopia superior es un estudio importante en el diagnóstico de cáncer de esófago. Durante una endoscopia superior, se le administra un sedante (para ponerlo a dormir) y luego el médico pasa el endoscopio a través de la garganta hasta llegar al esófago y al estómago. La cámara se conecta a un monitor, lo que permite que el médico observe claramente cualquier área anormal en la pared del esófago.
El cirujano puede usar instrumentos especiales a través del endoscopio para extraer (biopsia) muestras de cualquier área anormal. Estas muestras se envían al laboratorio para que el médico pueda observarlas con un microscopio y determinar si hay cáncer.
– Ecografía endoscópica: Para una ecografía endoscópica, la sonda que emite ondas sonoras se encuentra en el extremo de un endoscopio, la cual se pasa por la garganta hasta llegar al esófago. Esto permite que la sonda llegue muy cerca al cáncer. Este procedimiento se hace aplicando un medicamento que adormece el área (anestesia local) y algo de sedación.
Este estudio es muy útil para determinar el tamaño de un cáncer de esófago y cuán lejos ha crecido hacia los tejidos cercanos. También puede ayudar a determinar si los ganglios linfáticos adyacentes pudieran estar afectados por el cáncer. Si en la ecografía se observan ganglios linfáticos agrandados que no están al lado del tumor, el médico puede usar una aguja hueca y delgada para obtener muestras de biopsia. Esto ayuda al médico a decidir si el tumor se puede extirpar mediante cirugía.
– Broncoscopia: Este estudio se puede realizar para un cáncer que se encuentra en la parte superior del esófago con el fin de ver si se ha propagado a la tráquea o a los conductos que conducen desde la tráquea hasta los pulmones (bronquios).
– Toracoscopia y laparoscopia: Estos procedimientos permiten que el médico vea los ganglios linfáticos y otros órganos cercanos al esófago en el interior del pecho (mediante toracoscopia) o del abdomen (laparoscopia) a través de un tubo hueco iluminado. Estos procedimientos se realizan en el quirófano (sala de operaciones) mientras usted está bajo anestesia general (dormido profundamente).
– Pruebas de laboratorio de la biopsia: Puede que un área vista en la endoscopia o en un estudio por imágenes parezca como que es cáncer, pero la única forma de saber con certeza es mediante una biopsia. Para una biopsia, el médico extrae pequeños fragmentos de tejido de un área que no luce normal. Con más frecuencia, esto se hace durante un examen de endoscopia.
Luego, un médico llamado patólogo observa el tejido con un microscopio para determinar si hay células cancerosas. Si hay cáncer, el patólogo determinará el tipo (adenocarcinoma o célula escamosa) y el grado del cáncer (cuán anormales lucen los patrones de las células en un microscopio).
– Pruebas de HER2: Si se encuentra cáncer de esófago, pero está demasiado avanzado como para realizar una cirugía, es posible que su médico ordene realizar pruebas de proteína HER2 en las muestras que se obtuvieron para la biopsia. Algunas personas con cáncer de esófago tienen demasiada proteína HER2 en la superficie de sus células cancerosas, lo que ayuda a las células a crecer. Sin embargo, un medicamento que ataca la proteína HER2, conocido como trastuzumab (Herceptin), puede ayudar a tratar estos cánceres cuando se usa junto con la quimioterapia.
– Otras pruebas: Para identificar signos del cáncer de esófago, un médico puede ordenar un análisis de sangre llamado recuento sanguíneo completo (CBC, por sus siglas en inglés) para saber si el paciente presenta anemia (que podría ser causada por el sangrado interno). Una prueba de sangre oculta en las heces fecales se puede hacer para saber si hay sangre en el excremento.
Si se encuentra cáncer de esófago, el médico puede recomendar otras pruebas, especialmente si la cirugía puede ser una opción. Por ejemplo, los análisis de sangre pueden hacerse para asegurar que su hígado y sus riñones estén funcionando normalmente.