Cáncer Medular Tiroideo

Aproximadamente uno de cada cuatro carcinomas medulares de tiroides (medullary thyroid carcinomas, MTC) resulta como consecuencia de heredar un gen anormal.
Estos casos se conocen como carcinoma medular de tiroides familiar (familial medullary thyroidcarcinoma, FMTC). El FMTC puede ocurrir solo, o puede ser visto junto con otros tumores.
La combinación de FMTC con tumores de otras glándulas endocrinas se conoce como neoplasia endocrina múltiple tipo 2 (MEN 2). Existen dos subtipos, la MEN 2a y la MEN 2b: ambos son causados por mutaciones (defectos) en un gen llamado RET.
- En la MEN 2a, el carcinoma medular de tiroides ocurre con los feocromocitomas (tumores que producen adrenalina) y con los tumores de las glándulas paratiroides.
- En la MEN 2b, el carcinoma medular de tiroides está asociado con los feocromocitomas y con los crecimientos benignos de los tejidos nerviosos en la lengua y en otros lugares llamados neuromas. Este subtipo es mucho menos común que el MEN 2a.
En estas formas hereditarias del carcinoma medular de tiroides, los cánceres a menudo se generan durante la infancia o en adultos jóvenes y se pueden propagar tempranamente. El carcinoma medular de tiroides es más agresivo en el síndrome MEN 2b. Si su familia presenta MEN 2a, MEN 2b o FMTC aislado, entonces usted podría tener un riesgo muy alto de carcinoma medular de tiroides. Pregúntele su médico sobre los análisis de sangre regulares o exámenes de ecografía que se hacen para detectar problemas y sobre la posibilidad de pruebas genéticas.
Otros cánceres de tiroides
Las personas con
ciertas afecciones médicas hereditarias tienen un mayor riesgo de
formas más comunes de cáncer de tiroides. Se observan tasas más altas de
esta enfermedad en aquellas personas con afecciones genéticas poco
comunes, tales como:
Poliposis adenomatosa familiar (FAP): las
personas con este síndrome tienen muchos pólipos en el colon y tienen un
riesgo muy alto de padecer cáncer de colon. Además, presentan un riesgo
aumentado de algunos otros cánceres, incluyendo cáncer papilar de
tiroides. El síndrome de Gardner es un subtipo de FAP en el cual los
pacientes también tienen ciertos tumores benignos. Tanto el síndrome de
Gardner, como la FAP son causados por defectos en el gen APC.
Enfermedad de Cowden: las personas con este
síndrome tienen un riesgo aumentado de cáncer de tiroides, endometrio
(útero) y seno. Los cánceres de tiroides tienden a ser del tipo papilar o
folicular. Este síndrome es causado por defectos en el gen PTEN.
Complejo de Carney, tipo I: las personas que
padecen este síndrome pueden presentar un número de tumores benignos y
problemas hormonales. También tienen un riesgo aumentado de padecer
cáncer papilar y folicular. Este síndrome es causado por defectos en gen
PRKAR1A.
Si usted sospecha que tiene una afección
hereditaria, hable con su médico, quien pudiera recomendar asesoría
genética si sus antecedentes médicos lo justifican.
Los cánceres
papilares y foliculares de tiroides parecen darse en algunas familias.
Tener un pariente de primer grado (madre, padre, hermana o hija) con
cáncer de tiroides, incluso sin que haya un síndrome hereditario
conocido en la familia, aumenta su riesgo de este cáncer. Las bases
genéticas para estos cánceres no están totalmente claras.
SEÑALES O SÍNTOMAS
La atención inmediata a las señales y los síntomas es la mejor manera para diagnosticar temprano la mayoría de los cánceres de tiroides. El cáncer de tiroides puede causar cualquiera de las siguientes señales o síntomas:
- Un nódulo, masa o inflamación en el cuello, que algunas veces crece rápidamente.
- Dolor en la parte frontal del cuello, que algunas veces sube hasta los oídos.
- Ronquera u otros cambios en la voz que persiste.
- Problemas de deglución (tragar alimento).
- Problemas para respirar (sensación de estar respirando “a través de un popote” [sorbeto o pajilla]).
- Tos constante que no se debe a un resfriado.
DETECCIÓN
Antecedentes médicos y examen físico
Si
usted presenta cualquier señal o síntoma que sugiere que pudiese tener
cáncer de tiroides, su médico querrá tomar una historia clínica
completa. A usted le preguntarán sobre los síntomas, los posibles
factores de riesgo y cualquier otro problema de salud o inquietud que
usted tenga. Si alguien en su familia ha padecido cáncer de tiroides
(especialmente cáncer medular de tiroides) o tumores de las glándulas
suprarrenales, llamados feocromocitomas, es importante que se lo comunique a su médico, ya que pudiera estar en alto riesgo de esta enfermedad.
Biopsia
El diagnóstico real de cáncer de
tiroides se hace según los resultados de una biopsia, en la que se
obtienen células del área sospechosa y se observan en un microscopio. La
manera más simple de encontrar si un nódulo o protuberancia en la
tiroides es canceroso o no es con una biopsia por aspiración con aguja fina (fine needle aspiration, FNA) del nódulo tiroideo.
Radiografía de tórax
Si usted ha sido
diagnosticado con cáncer de tiroides, se pudiera realizar una
radiografía regular del tórax para ver si el cáncer se ha propagado a
los pulmones, especialmente si usted tiene cáncer folicular de tiroides.
Ecografía
Este estudio es útil para
determinar si un nódulo tiroideo es sólido o está lleno de líquido (los
nódulos sólidos tienen más probabilidad de ser cancerosos). También se
puede usar para examinar la cantidad y el tamaño de los nódulos
tiroideos. Algunas veces, una ecografía de un nódulo puede mostrar
características que sugieran que probablemente sea canceroso, pero una
ecografía no puede indicar con seguridad si es maligno.
La ecografía
también puede ayudar a determinar si hay algún ganglio linfático
adyacente agrandado debido a la propagación del cáncer de tiroides.
Muchos especialistas de la tiroides recomiendan ecografía para todos los
pacientes con nódulos tiroideos que son lo suficientemente grandes como
para palparlos.
Tomografía computarizada
Esta prueba puede
ayudar a determinar la localización y el tamaño de los cánceres de
tiroides y si ellos se han propagado a áreas cercanas, aunque la
ecografía es el estudio que usualmente se hace. Además, una CT se puede
usar para determinar si hay propagación a órganos distantes, tal como a
los pulmones.
En algunos casos, una tomografía computarizada puede
también ser usadas para guiar con precisión la aguja de una biopsia
hacia un área donde se sospecha propagación del cáncer. Para la biopsia
con aguja guiada por tomografía computarizada, usted permanece en la
mesa de CT, mientras el médico hace avanzar una aguja de biopsia a
través de la piel hacia la masa. La exploración por CT continúa hasta
que el médico pueda ver que la aguja se encuentra dentro de la masa.
Entonces, una muestra de biopsia se extirpa y examina con el
microscopio.
Imágenes por resonancia magnética
Al igual que la CT, las imágenes por resonancia magnética (magnetic resonance imaging,
MRI) se pueden usar para saber si hay cáncer en la tiroides o cáncer
que se ha propagado a partes cercanas o distantes del cuerpo. Sin
embargo, la ecografía es usualmente el estudio de la tiroides que se
hace primero. La MRI puede proveer imágenes muy detalladas de los
tejidos blandos, tal como la glándula tiroidea. Además, la MRI es útil
para examinar el cerebro y la médula espinal.
Gammagrafía de medicina nuclear
Para la
gammagrafía de medicina nuclear (radionúclidos), sustancias que
contienen pequeñas cantidades de radiación se colocan dentro del cuerpo.
Luego se usan cámaras especiales para detectar a dónde acuden las
sustancias. Estos estudios pueden ayudar a localizar las células en el
cuerpo que no se están comportando normalmente, aunque estas pruebas no
proveen imágenes muy detalladas.
Gammagrafías con yodo radioactivo: las
gammagrafías con yodo radiactivo se usan a menudo en el cuidado y manejo
de pacientes con cáncer tiroideo diferenciado (papilar y folicular y
célula Hürthle). Debido a que las células del cáncer medular de tiroides
no captan el yodo, no se usan las gammagrafías con yodo radioactivo en
este cáncer.
Si una biopsia determina que una persona tiene cáncer de tiroides, las gammagrafías con yodo radioactivo a todo el cuerpo
son muy útiles para detectar una posible propagación por todo el cuerpo
de los cánceres de tiroides diferenciados. Las gammagrafías que se
hacen después de la cirugía también pueden ayudar a determinar qué tan
lejos se ha propagado el cáncer de tiroides, si es que se ha propagado.
Tomografía por emisión de positrones: Este
estudio puede ser muy útil si el cáncer de tiroides es uno que no
absorbe yodo radioactivo. En esta situación, la PET puede indicar si el
cáncer se ha propagado.
Análisis de sangre
Ningún análisis de
sangre puede indicar si un nódulo tiroideo es canceroso o no. Sin
embargo, los análisis de sangre pueden mostrar si la tiroides está
funcionando normalmente, lo que puede ayudar a los médicos decidir qué
otras pruebas pudieran ser necesarias.
Hormona estimulante de tiroides
Las pruebas de los niveles sanguíneos de la hormona estimulante de tiroides (thyroid-stimulating hormone, TSH)
se podrían utilizar para estudiar la actividad general de su glándula
tiroides. Los niveles de TSH, la cual es producida por la glándula
pituitaria, pudieran estar altos si la tiroides no está produciendo
suficientes hormonas. Esta información se puede usar para ayudar a
escoger los estudios por imágenes (ecografía o gammagrafías nucleares)
para la evaluación inicial de un nódulo tiroideo. Por lo general, el
nivel de TSH es normal en el cáncer de tiroides.
T3 y T4 (hormonas tiroideas)
Estas hormonas
son las que principalmente produce la glándula tiroides. Los niveles de
estas hormonas también se pueden medir para obtener una idea de la
función de la glándula tiroidea. Por lo general, los niveles T3 y T4 son
normales en el cáncer de tiroides.
Tiroglobulina
La tiroglobulina es una
proteína producida por la glándula tiroides. La medida del nivel de esta
proteína en la sangre no se puede utilizar para diagnosticar cáncer de
tiroides, aunque puede ser útil después del tratamiento. Una manera
común de tratar el cáncer de tiroides es mediante la extirpación
quirúrgica de la mayor parte de la tiroides y luego usar yodo
radioactivo para destruir cualquier célula de tiroides remanente. Estos
tratamientos deben causar un nivel muy bajo de tiroglobulina en la
sangre. Si el nivel no es bajo, esto pudiese significar que el cáncer de
tiroides sigue presente. Un nuevo aumento en el nivel después de haber
estado bajo, es un signo de que el cáncer puede estar regresando.
Calcitonina
La calcitonina es una hormona
que ayuda a regular cómo el cuerpo usa el calcio. Esta hormona es
producida por las células C en la tiroides, las células que se pueden
convertir en cáncer medular de tiroides (MTC). Si se sospecha la
presencia de un MTC o si usted tiene un antecedente familiar de la
enfermedad, los análisis de sangre para los niveles de calcitonina
pueden ayudar a detectar el MTC. Esta prueba también es útil para
determinar la presencia de una posible recurrencia de MTC después del
tratamiento. Debido a que la calcitonina puede afectar los niveles de
calcio en la sangre, es posible que estos niveles también sean
analizados.
Antígeno carcinoembrionario
Las personas
con carcinoma medular de tiroides (MTC) a menudo tienen altos niveles
sanguíneos de una proteína llamada antígeno carcinoembrionario (carcinoembryonic antigen, CEA). Algunas veces, las pruebas de CEA pueden ayudar a encontrar este cáncer.
Otros análisis de sangre
Es posible que
también se le hagan otras pruebas de sangre. Por ejemplo, si usted se va
a someter a una cirugía, se realizarán pruebas para: verificar los
recuentos de células sanguíneas, determinar si hay padecimientos
hemorrágicos y verificar la función de su hígado y sus riñones.
Otras pruebas
Examen de las cuerdas vocales (laringoscopia)
Los tumores de la tiroides a veces pueden afectar las cuerdas vocales.
Si usted se va a someter a una cirugía para tratar el cáncer de
tiroides, probablemente se realizará con anterioridad un procedimiento
llamado laringoscopia para determinar si las cuerdas vocales se
están moviendo normalmente. Para realizar este examen, el médico
observa la laringe con espejos especiales o con un laringoscopio, un
tubo con una luz y una lente en el extremo que facilita la observación
de la laringe.