Cáncer de Hueso

La mayoría de las veces cuando a una persona con cáncer le informan que tiene cáncer en los huesos, el médico se refiere a un cáncer que se propagó a los huesos desde otra parte. Esto se llama cáncer metastásico. Esto puede observarse en mucho tipos diferentes de cáncer avanzado, como el cáncer de seno, el cáncer de próstata y el cáncer de pulmón.
Un tumor de hueso primario es un tumor que se origina en el hueso en sí. Los tipos de cáncer que verdaderamente son de “hueso” (o primarios) se denominan sarcomas. Los sarcomas son tipos de cáncer que se originan en los huesos, los músculos, el tejido fibroso, los vasos sanguíneos, el tejido graso y también en otros tejidos. Pueden desarrollarse en cualquier parte del cuerpo.
Existen varios tipos diferentes de tumores de hueso. El nombre que se les asigna depende del área de hueso o de tejido circundante afectada y del tipo de células que forman el tumor. Algunos tumores de hueso primarios son benignos (no cancerosos), y otros son malignos (cancerosos). La mayoría de los tipos de cáncer de hueso se llaman sarcomas.
Tumores de hueso benignos
Los tumores benignos no se propagan a otros tejidos ni a otros órganos, por lo que no suelen representar un riesgo para la vida. Por lo general, se curan mediante cirugía. Entre los distintos tipos de tumores de hueso benignos, se incluyen:
- Osteoma osteoide.
- Osteoblastoma.
- Osteocondroma.
- Encondroma.
- Fibroma condromixoide.
Tumores de hueso malignos
Osteosarcoma: El osteosarcoma (también llamado sarcoma osteogénico) es el cáncer primario más común de huesos. Este cáncer se origina en las células óseas. La mayoría de las veces se presenta en personas jóvenes de entre 10 y 30 años, pero alrededor del 10% de los casos de osteosarcoma se desarrollan en personas de entre 60 y 79 años. Es poco frecuente en las personas de mediana edad, y es más común en los hombres que en las mujeres. Estos tumores se desarrollan con más frecuencia en los huesos de los brazos, las piernas o la pelvis.
Condrosarcoma: el condrosarcoma es un cáncer de las células de cartílago. Es el segundo cáncer de hueso primario más común. Es poco común ver este cáncer en personas menores de 20 años, pero después de esa edad, el riesgo de que se genere un condrosarcoma aumenta hasta que la persona cumple aproximadamente 75 años de edad. Las mujeres desarrollan este cáncer con la misma frecuencia que los hombres.
– Tumor de Ewing: el tumor de Ewing es el tercer tipo de cáncer de hueso primario más común, y el segundo tipo más común en niños, adolescentes y adultos jóvenes. Este cáncer (también conocido como sarcoma de Ewing). Los sitios en los que este cáncer se desarrolla más comúnmente son la pelvis, la pared torácica (por ejemplo, las costillas o los omóplatos), y los huesos largos de las piernas o los brazos. Este cáncer es más común en niños y adolescentes, y es poco frecuente en adultos de más de 30 años. Los tumores de Ewing se presentan con más frecuencia en personas de raza blanca y son muy poco frecuentes entre afroamericanos y asiaticoamericanos.
– Histiocitoma fibroso maligno: el histiocitoma fibroso maligno (MFH, por sus siglas en inglés) se origina con más frecuencia en el “tejido blando” (tejido conjuntivo, como ligamentos, tendones, grasa y músculo) que en los huesos. Este cáncer también se conoce como sarcoma pleomórfico indiferenciado, especialmente cuando se origina en los tejidos blandos.
– Fibrosarcoma: se trata de otro tipo de cáncer que se desarrolla con más frecuencia en los “tejidos blandos” que en los huesos. Habitualmente, el fibrosarcoma se presenta en adultos mayores y de mediana edad. Se ven afectados con más frecuencia los huesos de las piernas, los brazos y los maxilares.
– Tumor de hueso de células gigantes: Este tipo de tumor de hueso primario se presenta en forma benigna y maligna. La forma benigna (no cancerosa) es la más común. Los tumores de hueso de células gigantes generalmente afectan los huesos de las piernas (por lo general, cerca de las rodillas) o de los brazos en adultos jóvenes y de mediana edad. Usualmente no se propagan a sitios alejados, pero tienden a reaparecer en el lugar donde se originaron después de una cirugía (esto se denomina recurrencia local). Esto puede suceder varias veces. Con cada recurrencia, aumentan las probabilidades de que el tumor se propague a otras partes del cuerpo. Rara vez, un tumor de hueso de células gigantes se propaga a otras partes del cuerpo sin primero recurrir localmente. Esto ocurre en la forma maligna (cáncer) del tumor.
– Cordoma: Por lo general, este tumor de hueso primario se presenta en la base del cráneo y en los huesos de la columna vertebral. Se desarrolla mayormente en adultos de más de 30 años, y es dos veces más común en los hombres que en las mujeres. Los cordomas tienden a crecer lentamente y, por lo general, no se propagan a otras partes del cuerpo, pero suelen reaparecer en la misma área si no se extirpan por completo. Cuando se propagan, los tumores secundarios aparecen más comúnmente en los ganglios linfáticos, los pulmones y el hígado.
Otros tipos de cáncer que se desarrollan en los huesos
– Linfoma no Hodgkin: Por lo general, el linfoma no Hodgkin se desarrolla en los ganglios linfáticos, pero, en ocasiones, se origina en el hueso. El linfoma no Hodgkin de hueso primario suele ser una enfermedad extendida, dado que, por lo general, se ven afectadas varias partes del cuerpo. La perspectiva es similar a la de otros linfomas no Hodgkin del mismo subtipo y en la misma etapa. El linfoma de hueso primario recibe el mismo tratamiento que los linfomas que se originan en los ganglios linfáticos; no se trata como un sarcoma de hueso primario. Para más información, consulte nuestro documento disponible en inglés Linfoma no Hodgkin.
– Mieloma múltiple: El mieloma múltiple casi siempre se encuentra en los huesos, pero los médicos no consideran que sea un cáncer de hueso primario, dado que se desarrolla a partir de las células plasmáticas de la médula ósea (la parte interna blanda de algunos huesos). Si bien causa la destrucción de los huesos, no es un cáncer de hueso como tampoco lo es la leucemia, según lo comentado anteriormente. Se trata como una enfermedad extendida. A veces, el mieloma puede encontrarse primero como un tumor único (denominado plasmacitoma) en un único hueso, pero la mayoría de las veces se propagará a la médula de otros huesos.
Factores de Riesgo
La mayoría de las personas con cáncer de hueso no tienen ningún factor de riesgo aparente
– Trastornos genéticos: Una cantidad muy pequeña de los distintos tipos de cáncer de hueso (especialmente los osteosarcomas) parecen ser hereditarios y son causados por defectos (mutaciones) en determinados genes.
– Osteosarcoma: Los niños con determinados síndromes hereditarios poco frecuentes tienen un mayor riesgo de desarrollar osteosarcoma.
– El síndrome de Li-Fraumeni hace que una persona sea mucho más propensa a desarrollar varios tipos de cáncer, por ejemplo, cáncer de seno, cáncer cerebral, osteosarcoma y otros tipos de sarcoma. La mayoría de estos casos son causados por una mutación del gen supresor de tumores p53, pero algunos son causados por mutaciones en el gen CHEK2.
– Otro síndrome que incluye el cáncer de hueso es el síndrome de Rothmund-Thomson. Los niños que desarrollan este síndrome son de baja estatura, tienen problemas esqueléticos y sarpullidos. También tienen más probabilidad de desarrollar osteosarcoma. Este síndrome es causado por cambios anormales en el gen REQL4.
– El retinoblastoma es un cáncer de ojo poco frecuente, que se presenta en los niños y puede ser hereditario. La forma hereditaria de retinoblastoma es causada por una mutación (copia anormal) del gen RB1. Aquellas personas que tienen esta mutación también tienen un mayor riesgo de desarrollar sarcomas de hueso o de tejidos blandos. Además, si se usa radioterapia para tratar el retinoblastoma, el riesgo de desarrollar osteosarcoma en los huesos que rodean el ojo es incluso mayor.
– Por último, hay familias en las que varios de sus integrantes desarrollaron osteosarcoma sin cambios hereditarios en ninguno de los genes conocidos. Aún no se han descubierto los defectos genéticos que pueden ocasionar este tipo de cáncer en estas familias.
– Condrosarcoma: El síndrome de exostosis múltiples (a veces llamadas osteocondromas múltiples) es una afección hereditaria que causa la formación de muchos bultos en los huesos de una persona. Estos bultos están formados principalmente por cartílago. Pueden ser dolorosos y pueden hacer que los huesos se deformen y/o se fracturen. Este trastorno está causado por una mutación en cualquiera de los 3 genes EXT1, EXT2 o EXT3. Los pacientes que presentan esta afección tienen un mayor riesgo de desarrollar condrosarcoma.
– Cordoma: Parece que el cordoma, en efecto, es hereditario. Aún no se han descubierto los genes responsables, pero se ha asociado el cordoma con cambios en el cromosoma 1 y en el cromosoma 7.
– Enfermedad de Paget: La enfermedad de Paget es una afección benigna (no cancerosa), pero precancerosa que afecta uno o más huesos. Provoca la formación de tejido óseo anormal y es una enfermedad que se presenta mayormente en personas de más de 50 años. Los huesos afectados son pesados, gruesos y quebradizos. Son más débiles que los huesos normales y tienen más probabilidades de fracturarse (romperse). La mayoría de las veces, la enfermedad de Paget no representa un riesgo para la vida. El cáncer de hueso (por lo general, el osteosarcoma) se desarrolla en alrededor del 1% de las personas que tienen enfermedad de Paget, habitualmente, cuando están afectados muchos huesos.
– Encondromatosis múltiple: Un encondroma es un tumor de cartílago benigno. Las personas que desarrollan muchos de estos tumores tienen una afección llamada encondromatosis múltiple. Tienen un mayor riesgo de desarrollar condrosarcoma.
– Radiación: La exposición de los huesos a la radiación también puede aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de hueso. Una radiografía habitual de un hueso no es peligrosa, pero la exposición a grandes dosis de radiación sí implica un riesgo. Por ejemplo, la radioterapia para tratar el cáncer puede causar el desarrollo de un nuevo cáncer en uno de los huesos del área de tratamiento. Recibir tratamiento a una edad más temprana y/o recibir tratamiento con dosis más altas de radiación (por lo general, más de 60 Gy) aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de hueso. La exposición a sustancias radiactivas, como el radio y el estroncio, también puede causar cáncer de hueso, dado que estos minerales se acumulan en los huesos. La radiación no ionizante, como las microondas, los campos electromagnéticos de las líneas de energía, los teléfonos celulares y los electrodomésticos, no aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de hueso.
– Trasplante de médula ósea: Se ha informado osteosarcoma en algunos pacientes que habían sido sometidos a un trasplante de médula ósea (células madre).
Señales o síntomas
– Dolor: La queja más común de los pacientes con cáncer de hueso es el dolor en el hueso afectado. Al principio, el dolor no es constante. Puede llegar a ser peor por la noche o cuando se usa el hueso (por ejemplo, dolor en la pierna al caminar). A medida que crezca el cáncer, el dolor estará presente en todo momento. El dolor aumenta con la actividad y puede provocar cojera si la pierna está afectada.
– Inflamación: Es posible que la inflamación en el área de dolor no se produzca hasta varias semanas después. A veces, se puede sentir un bulto o una masa, según la ubicación del tumor.
– Fracturas: El cáncer de hueso puede debilitar el hueso en el que se desarrolla, pero la mayoría de las veces los huesos no se fracturan (rompen). Las personas que sufren una fractura junto al sitio del cáncer de hueso o a través de este describen, por lo general, un dolor repentino intenso en una extremidad que habían sentido dolorida durante unos meses.
– Otros síntomas: El cáncer puede causar problemas, como pérdida de peso y agotamiento. Si el cáncer se propaga a los órganos internos, también puede causar síntomas. Por ejemplo, si el cáncer se propaga al pulmón, es posible que tenga problemas para respirar.
El dolor en los huesos y/o la inflamación se deben con más frecuencia a afecciones distintas del cáncer, como lesiones o artritis. Aun así, si estos problemas perduran un tiempo prolongado sin un motivo aparente, debe consultar con su médico.
Detección
– Radiografías: La mayoría de los tipos de cáncer de hueso se ven en las radiografías del hueso. El hueso en el sitio del cáncer podría tener un aspecto “irregular” en lugar de compacto. El cáncer también puede verse como un orificio en el hueso. A veces los médicos pueden ver un tumor alrededor del defecto en el hueso que puede extenderse a los tejidos cercanos (como los músculos o la grasa). Con frecuencia, el radiólogo (médico que se especializa en interpretar radiografías) puede determinar si un tumor es maligno mediante su aspecto en la radiografía, pero únicamente una biopsia puede determinarlo con total certeza.
Con frecuencia se realiza una radiografía de tórax para determinar si el cáncer de hueso se ha propagado a los pulmones.
– Tomografía computarizada: Ayudan a determinar si el cáncer de hueso se ha propagado a los pulmones, al hígado o a otros órganos. Estos estudios también muestran los ganglios linfáticos y órganos distantes en los que podría haber cáncer metastásico.
También pueden usarse para guiar con precisión una aguja de biopsia hacia el interior de una posible metástasis. Para este procedimiento, llamado biopsia con aguja guiada por tomografía computarizada, el paciente permanece en la camilla de tomografía mientras un radiólogo inserta una aguja de biopsia y la guía hacia la ubicación de la masa. Las tomografías computarizadas se repiten hasta que los médicos estén seguros de que la aguja se encuentra en la masa (vea la explicación a continuación sobre biopsia con aguja).
– Imágenes por resonancia magnética: Con frecuencia, son las mejores pruebas para delinear un tumor de hueso. También son particularmente útiles para observar el cerebro y la médula espinal.
– Gammagrafía ósea con radionúclidos: Este procedimiento ayuda a mostrar si un cáncer se ha propagado a otros huesos. Puede encontrar metástasis antes que las radiografías comunes. Las gammagrafías óseas también pueden mostrar la extensión del daño del cáncer primario en el hueso.
– Tomografía por emisión de positrones: Las tomografías por emisión de positrones (positron emission tomography, PET) usan glucosa (una forma de azúcar) que contiene un átomo radiactivo. Una cámara especial puede detectar la radiactividad. Las células cancerosas absorben grandes cantidades de azúcar radiactiva debido a su alta tasa de metabolismo. La PET es útil para detectar cáncer en todo el cuerpo. Las PET pueden ser más útiles que varias radiografías diferentes porque examinan todo el cuerpo. En ocasiones puede ayudar a determinar si un tumor es canceroso o benigno. Se combina con las CT para señalar con mayor precisión algunos tipos de cáncer.
– Biopsia: Una biopsia es una muestra de tejido que se toma de un tumor, a fin de que pueda ser observada con un microscopio. Esta es la única forma de saber si el tumor es cáncer y no se trata de otra enfermedad ósea. Si se trata de cáncer, la biopsia puede indicarle al médico si es un cáncer de hueso primario o si es un cáncer que se originó en otro lugar y se propagó al hueso (metástasis). Se utilizan diversos tipos de muestras de tejido y de células para diagnosticar el cáncer de hueso. Es muy importante que el procedimiento de biopsia lo realice un cirujano con experiencia en el diagnóstico y el tratamiento de tumores de hueso.
– Biopsia con aguja: Existen dos tipos de biopsia con aguja: biopsia con aguja fina y biopsia con aguja gruesa. Para ambos tipos, primero se administra un anestésico local para adormecer el área de la biopsia. Para la aspiración con aguja fina (FNA, por sus siglas en inglés), el médico usa una aguja muy delgada conectada a una jeringa para extraer una pequeña cantidad de líquido y algunas células de la masa tumoral. Con frecuencia, el médico puede dirigir la aguja palpando el tumor sospechoso o el área que se encuentra cerca de la superficie del cuerpo. Si el tumor no puede palparse porque está muy profundo, el médico puede guiar la aguja observando una tomografía computada (CT). Esto se llama biopsia con aguja guiada por CT y, generalmente, la realiza un especialista radiólogo conocido como radiólogo intervencionista. En una biopsia con aguja gruesa, el médico usa una aguja más grande para extraer un pequeño cilindro de tejido (con un diámetro de alrededor de 1/16 de pulgada y una longitud de 1/2 pulgada). Muchos expertos opinan que la biopsia con aguja gruesa es mejor que la FNA para diagnosticar un cáncer de hueso primario.
– Biopsia quirúrgica de hueso: En este procedimiento, un cirujano debe cortar a través de la piel para llegar al tumor, a fin de extraer una pequeña porción de tejido. Esto también se denomina biopsia por incisión. Si se extirpa el tumor entero (no solo una pequeña porción), se denomina biopsia por escisión. Por lo general, estas biopsias se realizan con anestesia general (con el paciente dormido). También puede usarse un bloqueo nervioso, que adormece un área grande. Si es necesario realizar este tipo de biopsia, es importante que el cirujano que luego extirpará el cáncer, sea quien realice la biopsia.