Cáncer de Colon

El cáncer colorrectal se origina en el sistema digestivo, al que también se le conoce como sistema gastrointestinal. El sistema digestivo procesa los alimentos para obtener energía, y la parte final absorbe líquido para formar residuos sólidos (excremento o heces fecales) que luego salen del cuerpo. Para entender el cáncer colorrectal, es útil tener algo de entendimiento sobre la estructura del sistema digestivo y cómo éste funciona.
El cáncer que se genera en estas diferentes áreas puede causar síntomas diferentes. Pero el cáncer de colon y el cáncer de recto comparten muchas cosas en común. En la mayoría de los casos, los cánceres colorrectales se desarrollan lentamente a través de muchos años. Actualmente se sabe que la mayoría de estos cánceres comienzan como un pólipo, una masa de tejido que comienza en el recubrimiento y crece hacia el centro del colon o el recto. Este tejido puede ser cáncer o puede que no sea así. Un tipo de pólipo conocido como un adenoma puede convertirse en cáncer. El extirpar tempranamente un pólipo puede evitar que se convierta en cáncer.
Más del 95% de los tumores cancerosos del colon y el recto son
adenocarcinomas. Éstos son cánceres que se originan en las células que
recubren la parte interna del colon y recto. Existen algunos otros tipos
de tumores de colon y recto que ocurren con menos frecuencia.
Factores de Riesgo
Los investigadores han encontrado algunos factores de riesgo que puede
que aumenten las probabilidades de desarrollar pólipos o cáncer
colorrectal. Estas pueden ser:
– Edad: las probabilidades de desarrollar cáncer colorrectal aumentan a partir de los 50 años.
– Haber tenido pólipos o cáncer colorrectal antes: Algunos tipos de pólipos aumentan el riesgo de cáncer, especialmente si son grandes o si hay muchos de ellos.
– Haber tenido antecedentes de enfermedad intestinal: Las
enfermedades inflamatorias intestinales, llamada colitis ulcerosa y
enfermedad de Crohn aumentan el riesgo de cáncer de colon.
– Antecedentes familiares de cáncer colorrectal: Si tiene familiares cercanos (padre, madre, hermano(a) o hijo(a) que han padecido de este cáncer, usted corre mayor riesgo.
– Determinados síndromes en la familia:
Un síndrome es un conjunto de síntomas. Los dos síndromes hereditarios
más comunes asociados con los cánceres colorrectales son la poliposis
familiar adenomatosa (familial adenomatous polyposis, FAP) y cáncer
colorrectal hereditario no asociado con poliposis (hereditary
non-polyposis colorectal cancer, HNPCC).
– Poliposis adenomatosa familiar (FAP):
la poliposis adenomatosa familiar (FAP) es causada por un gen que una
persona hereda de sus padres. Aproximadamente 1% de todos los cánceres
colorrectales se debe a la poliposis adenomatosa familiar.
– Antecedentes étnicos o raciales:
Algunos grupos raciales y étnicos como las personas de raza negra o las
personas de Europa del este de ascendencia judía (Asquenazí), presentan
un riesgo más alto de cáncer colorrectal. Entre los judíos Ashkenazi se
han encontrado mutaciones que conducen a un riesgo aumentado de cáncer
colorrectal.
– Factores de riesgo asociados con cosas que hace usted:
Algunos factores relacionados con el estilo de vida han sido asociados
con el cáncer colorrectal. De hecho, la relación que hay entre la
alimentación, el peso y el ejercicio con el riesgo de cáncer colorrectal
es una de las más fuertes para cualquiera de los tipos de cáncer.
– Ciertos tipos de alimentos:
Una alimentación alta en carnes rojas así como carnes procesadas pueden
incrementar el riesgo de cáncer colorrectal. Las carnes cocinadas a
temperaturas muy altas (fritas, asadas o a la parrilla) pueden liberar
químicos que podrían aumentar el riesgo de cáncer. Una alimentación con
un alto consumo de vegetales, verduras, frutas y granos integrales ha
sido asociada con un menor riesgo de cáncer colorrectal, pero los
suplementos de fibra no parecen ayudar a reducir este riesgo.
– Falta de ejercicio: Hacer más ejercicio puede que ayude a reducir su riesgo.
– Tener sobrepeso:
Tener mucho sobrepeso (o estar obeso) aumenta el riesgo de que una
persona desarrolle cáncer colorrectal y muera a causa de esta
enfermedad.
– Fumar: La mayoría de las
personas saben que fumar causa cáncer de pulmón, pero los fumadores de
mucho tiempo son más propensos a morir de cáncer colorrectal que los no
fumadores. Además, fumar aumenta el riesgo de muchos otros cánceres.
– Consumo de alcohol: El consumo excesivo de alcohol ha sido asociado con el cáncer colorrectal.
– Diabetes tipo 2:
Las personas con diabetes tipo 2 tienen una probabilidad aumentada de
tener cáncer colorrectal. Éstas también tienden a tener un peor
pronóstico.
Síntomas
Si tiene cualquiera de los siguientes síntomas y signos debe consultar con su médico:
– Algún cambio en los hábitos de evacuación como diarrea, estreñimiento
o reducción del diámetro de las heces fecales (excremento) por varios
días.
– Sensación de tener que defecar que no desaparece después de hacerlo
– Sangrado rectal, sangre en las heces fecales o de un color oscuro (a pesar de que a menudo, el excremento luzca normal).
– Retorcijones o dolor de estómago constante.
– Debilidad y cansancio.
– Pérdida de peso que usted no esperaba.
Con más frecuencia, la mayoría de estos síntomas son por causa distinta
al cáncer colorrectal. No obstante, si tiene cualquiera de estos
problemas, es importante que consulte con su médico de inmediato para
que se pueda determinar la causa y recibir tratamiento de ser necesario.
Detección.
Las pruebas también pueden ser útiles para encontrar temprano el cáncer
colorrectal, cuando es más pequeño y hay más probabilidad de curarlo.
Las personas que no tienen factores de riesgo conocidos (que no sea la
edad) deben comenzar las pruebas de detección a los 50 años de edad. Sin
embargo, las personas que tengan antecedentes familiares u otros
factores de riesgo de pólipos o cáncer colorrectal (como la enfermedad
inflamatoria intestinal) deben hablar con sus médicos sobre la necesidad
de comenzar las pruebas a una edad más temprana o hacerse las pruebas
con más frecuencia.
Las pruebas usadas para la detección de pólipos y cáncer colorrectal:
– Antecedentes médicos y examen físico:
Su médico le hará preguntas sobre su salud, hablará con usted sobre su
historial familiar y también le someterá a un examen de revisión física
completo.
– Análisis de sangre: Las personas
con cáncer colorrectal a menudo tienen un bajo recuento de glóbulos
rojos (anemia) debido al sangrado del tumor. Pudiera ser que además los
análisis de sangre verifiquen su función hepática debido a que el cáncer
colorrectal puede propagarse hacia el hígado.
– Biopsia y pruebas de laboratorio de las muestras:
En una biopsia, el médico extrae un pedazo de tejido con una
herramienta especial que se pasa a través del endoscopio. Esto se hace
durante una colonoscopia. Se realizará una biopsia en cualquier parte
del colon o recto que no luzca normal. El tejido se envía al laboratorio
para examinarlo con un microscopio y determinar si hay cáncer presente.
Aunque otras pruebas pueden sugerir la presencia de cáncer colorrectal,
sólo mediante una biopsia se podrá asegurarlo.
– Tomografía computarizada:
Una tomografía computarizada usa rayos X para tomar muchas fotografías
del cuerpo y luego combinarlas en una computadora para producir una
imagen transversal detallada. A menudo este estudio puede mostrar si el
cáncer se ha propagado al hígado, los pulmones u otros órganos. Las
tomografías requieren más tiempo que los rayos X convencionales.
– Ecografía:
Esta prueba (también conocida como ultrasonido o sonografía) utiliza
ondas sonoras para producir una imagen del interior del cuerpo.
– Imágenes por resonancia magnética: Al igual que la tomografía computarizada, las imágenes por resonancia magnética muestran una imagen transversal del cuerpo.
– Radiografía de tórax: Esta prueba se puede hacer para determinar si el cáncer colorrectal se ha propagado a los pulmones.
– Tomografía por emisión de positrones:
En esta prueba se inyecta un tipo de azúcar radioactivo en su vena. Por
un periodo de tiempo, el azúcar pasa por el cuerpo y es absorbida por
las células cancerosas. Luego, se le pide colocarse en la máquina de
tomografía por emisión de positrones donde una cámara especial puede
detectar la radiactividad.
– Angiografía: Esta
prueba consiste de un procedimiento radiológico para examinar los vasos
sanguíneos. Para esta prueba, se introduce una cánula (tubo llamado
catéter) delgada en un vaso sanguíneo, la cual se manipula hasta que
llega al área que va a ser estudiada (la piel se adormece antes de
colocar el tubo). Luego se inyecta un tinte a través del catéter y se
toman las fotografías. Una vez terminadas las imágenes, se retira el
catéter. Los cirujanos usan algunas veces esta prueba para localizar los
vasos sanguíneos cercanos al cáncer que se ha propagado al hígado. Esta
información puede ayudar a los cirujanos a decidir si un cáncer se
puede extirpar y, de ser así, puede ayudar a planificar la operación.
– Sigmoidoscopia flexible:
Un sigmoidoscopio es un tubo delgado y flexible, del grueso de un dedo
con una fuente de luz. Este tubo se coloca en la parte inferior del
colon a través del recto, lo cual permite al médico observar el interior
del recto y parte del colon, y determinar la posible presencia de un
cáncer o de pólipos. Si se encuentra un pólipo pequeño, es posible que
el médico lo extirpe durante esta prueba
– Colonoscopia:
Un colonoscopio es una versión más larga del sigmoidoscopio y se usa de
la misma manera, pero permite al médico ver el colon en su totalidad.
Si se detecta un pólipo, el médico podría extirparlo. Si el médico ve
algo que no luce normal, se puede hacer una biopsia. Una biopsia
consiste en la extracción de un pequeño fragmento de tejido a través del
colonoscopio. El tejido extraído se envía al laboratorio para
determinar la presencia de células cancerosas.
El Centro
Detector del Cáncer recomienda las pruebas de detección tempranas en
personas con riesgo aumentado de cáncer colorrectal. Estas
recomendaciones difieren de aquellas para personas con riesgo promedio.
Para más información, consulte con su médico.